sábado, 30 de noviembre de 2013

GABRIELA TRUJILLO


 


ESPEJISMO INMEMORIAL

El fuego fatuo naufragò de nuevo entre mis dias. Se
deslizaba entre el lunes y el martes, conmemorando
alguna fecha que todos habian olvidado, menos yo. Y se
alzò de pronto entre las horas de la noche, mostràndome
de nuevo el espejismo de aquel momento.
-Espejismo espejismo, dime quien miente ahora, si el eco
o el vacio, le preguntè.

Se enredò como una carcajada entre la bruma,
deshilando la oscuridad para callarme en un torbellino y
llevarme hasta los recuerdos anèmicos de aquellos dias:
Eramos los mismos del pasado: yo torpe como una
amapola y èl sufriendo como un àlamo.
Entonces yo ponia una sola vez mis manos sobre sus
ojos verdes, y nos deseàbamos hasta el enigma. Las
estrellas iban cayendo una a una- noche adentro me
quemaba en la tormenta sin retorno, y entre las olas de
la despedida tratè de pescar el caracol de su abrazo
fugitivo.
Llegaban los dìas de arena, y senti como se me disolvia
el desgrasciado, como me deshojaba yo entre cartas sin
respuesta.
Gimiendo en el laberinto nadè hasta la otra orilla: teji
màscaras de olvido para recordarlo màs cada solsticio.

El fuego fatuo se riò de nuevo en un relàmpago.
-Espejismo espejismo, dime quièn miente todavia, si la
estatua o el olvido, supliquè.
Con sus dedos iridiscentes el fuego fatuo me tendiò un
lienzo de minutos innombrables, en el que se perdian las
pupilas de mi noche tan cautiva.

Gabriela Trujillo: (San Salvador, 1981).Poeta.Vive desde 1999 en París, donde termina un doctorado de cine sobre el “underground” latinoamericano. Da clases en varias instituciones francesas, y su poesía es inédita. Ha publicado artículos de cine y traducciones diversas en revistas francesas, italianas, australianas, alemanas, chilenas, brasileñas y argentinas. Colaboradora de la Revista Derrame.









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jueves, 28 de noviembre de 2013

MARCIO CALIXTO


Y CUANDO LLEGARÀ EL SUEÑO DE ATLAS?

Esconden espatulas que abren ocèanos,
Palabras jamas leidas, jeroglificos en piedras,
Todavia sobre los terrenos àridos de la tierra.
Esperan a alguen tropezarse
O tal vez quien sabe aquel lugar se torne arena movediza.

Y las tales piedras puedan navegar
Hasta que alguen pueda desvendar
Sus signos tan antiguos
Cuando este mundo
Pesado en la espalda de Atlas.

Y cuando èl lo suelte?
Cuando sus hombros no mas soporten
El peso de tanto sueño.
No habràn nebulosas
Y tampoco cariàtides
Para afirmar sus palabras
Que caeràn sobre tus retinas
Cansadas de reflejar
A la Via-Làctea.


Marcio Calixto:

martes, 26 de noviembre de 2013

ROBERTO ADAMES

 


 


PARTICULAS FUGACES                   A  Juan Bravo

¿Cómo has podido tú
Tatuar la edad de lo eterno?

¿Dónde has podido mirar un paisaje sin imágenes?

Quizás
Entre secretas ciudades inmortales
Robas color a la memoria
Descifrando sin penumbras cárceles
O es que al poblar de nostalgias el recuerdo
Algo derrotó la razón
Y sin injurias ni yerros
Melodías no concebidas abren estos lienzos
En vago espejo del ser
Como quien canta insinuaciones
Claves que el ojo ignora
Ese vulgar ojo negro
Por donde escapa distendida la luz
El ojo de la carne digo
No el inmortal que nos devela
Una gravitación o una presencia
Avocado a revelarnos en lo intemporal
Un arquetipo de memoria

Mas
No quiero confiar en lo que fundas
Basta con sentir esa realidad
Limpia de voces fatigadas
Basta con sentirla pura en el reloj
Sin horas de Dalí
Basta con sentir el arcoiris que desvainas
Cuando inauguras pezones y formas irreales
Desprovistas de vértigo
Formas que alguien colgó del mito
En un rito de presencias diluidas
Que hacen muy insistente esto que veo y siento
Y que a veces niega mi mortalidad
Y descose a destajo mi roído retorno
Sin embargo
Heme aquí
Situado en el lugar exacto
Donde converge sin traducción el color de la nada
Heme aquí sólo
Sin máscaras
A la espera de que se derrame
Mi delirio ya sin bordes


CUERPOS DESNUDOS I

Insomne se estrella el silencio
                            /contra tu desnudez
Y dormidos sobre himnos de sal y espuma
Peces roídos por la resaca del sexo
Se buscan a tientas en el tacto
Como quien apetece
                              /los líquidos del espanto
Despacio sin partida sin regreso.



Roberto José Adames: (Constanza, República Dominicana, 1969-2012). Poeta, Escritor y Abogado penalista. Diplomado en psicología forense. Postgraduado de especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Miembro fundador del primer taller literario de la Universidad Católica y Tecnológica del Cibao (UCATECI),.Formo parte de los talleres literarios “La Matrácala” y “Federico García Lorca”, Miembro de número del Ateneo Insular de Escritores. Colaborador de la Revista Derrame. Su obra ha sido publicada en diversas revistas y antologías extranjeras, siendo objeto de importantes reconocimientos. Ha publicado: Antología del Suicidio (2001); Diccionario Jurídico para médicos (2005), Manual para el establecimiento de una política criminal de prevención del delito (2006-2007) Y Partículas Fugaces (2007), Colección Luna Rota, Ed Paso Bajito. República Dominicana (prólogos de Candido Gerón, Antonio del Orbe y Rodrigo Verdugo).




viernes, 22 de noviembre de 2013

CHRISTIAN FORMOSO



 


LOS COROS DESTERRADOS

II

Sentado llego al fondo de la casa
donde viví los días que no podré recordar.
Hay olores hermosos que se confunden
y hay cosas hermosas – como un viento –
que vienen y hablan.

Pero mi voz descansa entre hojas de rosales
que como niños florecen y mueren.
Alguna vez este lugar fue mío
y en algún otro lugar del tiempo sigue siéndolo.
Hay países de los que nunca debiéramos irnos.

Sentado llego hasta el fondo de la misma casa
me acompañan tantos muertos asomando en mis orejas
saliendo uno a uno y dando gritos tremendos
señalando el lugar donde fueron sacrificados.

Hay un solo llanto en el tiempo
y un solo hombre que llora.
Hay cosas hermosas como un viento
en mitad del Estrecho
y cosas que no pueden nombrarse
sin que nos abran los huesos.

Sentado en el fondo de la casa
o tendido como un muerto
escucho la tarde despegándose de la mañana
mientras la lluvia increpa las casas
y en el patio aparecen charcas
como costras diáfanas en las heridas de la tierra.

Quién pudiera asegurarme
si me hubiese detenido, en el tiempo
que aún estaría allá.

Pero ahora llego sentado hasta el fondo de la casa
con un coro de muertos en las orejas
con la palabra a cuestas, como una ojera
a preguntar por mi voz
la que olvidé entre hojas de rosales
mientras me lleva la tarde y me presenta la casa
mientras vuelvo
sentado, al fondo de ella
tendido como un muerto
limpio, como un desconocido.




LOS COROS DESTERRADOS IV


II

Quién recorre los años ahorcados en la tierra.
Quién mide la furia de días entregados a los enemigos.
Yo veo lo oscuro desde los pies del mundo
lo caliente desde la llama del polvo
imposible negarse después de llamar a la infancia:
la leche del miedo
imposible comer de esta boca
como si tratara del dolor de uno distinto.

Tiemblan las cosas sorprendidas en sus actos
de mí salen muertos mis anchos enemigos.

Madre, sé que esa leche te habitaba las venas
los miedos eran más altos alrededor de tu casa
el patio me miraba furioso y hacía ladrar sus perros.

Tal vez por eso fui quedándome hecho un ovillo
y se desprendieron de mí
todos los niños que añoraban otros pulsos.

Madre, sé que esa leche te habitaba
y que llamabas a Dios cuando creías verme muerto
pero yo estaba en un patio oscuro
Dios no podía verme
yo miraba un animal muerto a la orilla del río
tú llamabas a Dios
Dios no podía verme.

Y pensar que de piedras fueron armándose las tardes
de piedras torcidas en boca de los niños
piedras que llamaban al asombro
el temor de los rosales sorprendido en sus espinas.

De esas piedras y del río se hicieron las tardes
y del patio en su congoja redonda
y de animales que atravesaron ese trecho caliente
para caer tontamente dormidos a los precipicios.

Yo miraba mi lengua avizorando la lluvia
yo veía mi madre muerta y después no me veía.

“Madre tallada a hachazos” ¡qué es eso de Dios?
¿Es tan cierta la rama arrancada por tu mano furibunda?
¿Sigue siendo rama aún echada en sus escombros?

Madre viva, ahora escucho ese río hecho de tantos ríos
pero son todos los niños una oreja distinta.
Algunos, es cierto, oyen a Dios.
Yo no podía sino escuchar los corderos prendidos por la muerte
las piedras del terror agitándose de miedo.

Rondan las abejas sus sitios predilectos
y extraen cantando de ellos el oro de sus canciones.

Pero Madre
cómo saber que temblaba de miedo al conocer que temblaba
cómo entender que ese miedo era yo mismo
sonando en tu mano.

Yo miro un enfrentamiento terrible
yo veo morir un niño, lentamente, enfrentando una palabra.
Si no conociera su estertor, su ruego quieto, desorbitado
su miedo mudo.
Si no me hubiese visto yo mismo matando ese niño.
Yo vivo un enfrentamiento terrible.
Yo muero lentamente enfrentando una palabra.

Aguja destemplada del vértigo, abeja negra, agua del desorden
decid:
¿No son las caras que miran aquellas que contemplaban?
¿No son? ¿Aún cuando carguen sus nombres
la misma cítara de la muerte?

Dónde aúllan ahora esos rostros despedidos
dónde la penumbra en que se pierden
para ir y entrar en ella
aullando, como un fruto, celoso.

Madre, no eres la misma entonces
ni soy el mismo después de haber hablado.
Pero ahí estoy yo enfermo de celos en esa penumbra tuerta
dejad alguna vez que se detengan los partos
con qué gusto evitaría esa hora
y en qué placer espantaría esa aguja venenosa
que nos hizo así de tristes.

Yo quería cantar para quedar descubierto.
Yo, campo del océano, furor del relámpago
he mirado atrás para llorar con los matorrales
he visto días ahorcados y la furia de enemigos.
Me basta ahora saber que cantan
me basta el triste instrumento de su sentido.

Adiós, adiós
Nadie canta mejor que ellos mismos.
Adiós Madre
nadie canta mejor que tú y ellos:
............- El hombre es el fracaso

  
Christian Formoso: (Punta Arenas, 1971): Es Licenciado en Educación en la especialidad de Inglés por la Universidad de Magallanes, institución donde cursó estudios de post-grado en Educación. Realizó un Magíster en Estudios Hispánicos, mención literatura, en Villanova University, Philadelphia, EE UU. Autor, entre otros poemarios de El Odio o la Ciudad Invertida (1997); Estaciones cercanas al sueño/Los coros desterrados (Ediciones U. de Magallanes, Chile, 2003) Puerto de Hambre (Ediciones U. de Magallanes, Chile, 2005) y El Cementerio más Hermoso de Chile (Editorial Cuarto Propio, Chile, 2008). Entre otros reconocimientos ha obtenido la “Beca de Creación Literaria” del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, en 1999; y el “Premio Binacional Literario Chileno-Argentino de la Patagonia”, versiones 1998 y 2000. Con Puerto de Hambre obtuvo el Primer Premio del Concurso Nacional “25º Feria Internacional del Libro de Santiago – Sismo Nacional” del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de poetas, siendo además gestor -como director de la Corporación Literaria “Patagonia Escrita”- de numerosas iniciativas de difusión de la literatura en la Región de Magallanes. Poemas suyos aparecen en: Al Tiro, Panorama de la Nueva Poesía Chilena (Ediciones Vox, Argentina, 2001) George Trakl; Homenaje desde Chile (Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2002) Antología de la Nueva Poesía Chilena (2ª Edición, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2003), Cantares: Nuevas Voces de la Poesía Chilena (LOM, Santiago de Chile, 2004) y Muestra de Poesía Chilena Contemporánea (Hofstra University, N. York, EE UU, 2007). En 2008 obtuvo la “Beca de Perfeccionamiento” del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, para abocarse al estudio crítico y actualización del libro Historia de la Literatura de Magallanes. Colaborador de la Revista Derrame.





jueves, 21 de noviembre de 2013

JORGE VALDÈS RAMOS

 


PAISAJE QUE DESAPARECE

Imàgenes reales de lo que no existe
de lo que existe como tal y no se ve
de lo invisoble afilado que no se siente
de lo que huele ajeno como incorpòreo
de lo que se escabulle sin presentaciones
imàgenes nitidas de la fatiga tentacular
aparecidas de improviso mientras se duerme
con su cara criminal de monstruo horrible
tambaleantes en medio de un paisaje
que desaparece.



Jorge Valdès Ramos: (La Habana, Cuba , 1946). Poeta y artista plástico surrealista y también investigador literario cubano-americano. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad de La Habana (1977), empezó a cursar artes plásticas en la escuela “San Alejandro” (1967). Fue auxiliar de investigación en el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba (1971-1975), asesor de programas en varias radioemisoras capitalinas (1977-1978 y 1979-1988) y director de Radio Ciudad de La Habana (1977-1978).
Su interés por el Surrealismo data casi del momento mismo en que se vio obligado a abandonar sus estudios de pre-universitario (tenía una fuerte vocación por la bioquímica) tras ser llamado al Servicio Militar Obligatorio (1964). Tiempo después le escribió a su compatriota, el pintor Jorge Camacho, por entonces en París, con la secreta intención de integrarse al Surrealismo activo; pero la noticia de éste de que el grupo parisino había dejado de existir con la muerte de André Bretón (1966) fue algo que lo desconsoló en grande. A partir de entonces, decidió vivir hacia adentro, en el mayor de los silencios posibles. Así se quedaron inéditos un poemario tras otro, algunos de ellos surrealistas y otros no tanto: Lactante balbucir (1966), El lenguaje común (Poesía fonética, 1967?), Bambún personal (Poemas dadaístas, 1967?), Hic Bibitur ó Puro como un niño (1969?), Aulladero remanso (1980?), Exilio aquí (1984?) y Gong confortable (¿Poecollages?, 1988?). Muchos de estos títulos se perdieron con su partida al exilio (1989). Es autor, asimismo, de una obra de teatro surrealista: El carnet y los estropajos (198…). En la actualidad trabaja en los poemarios Espíritu de contradicción y Vivir su muerte.
Como artista plástico ha participado en exposiciones colectivas en La Habana, Miami, Santiago de Chile y Portugal. Algunos de sus creaciones se encuentran en colecciones privadas de Cuba, USA, Brasil, Chile y Portugal. Vinculado al grupo literario de El Caimán Barbudo, cuyo mensuario acogió sus primeros poemas (1966), fue antologado por Raúl Rivero en Punto de partida (La Habana, 1970). Otros escritos suyos aparecieron en la revista habanera Mujeres (1987?). Más trabajos suyos hay en la revista Derrame No. 7 (Santiago de Chile) y en Banda Hispánica. Desde 1989 radica en Miami, Florida (U.S.A.).

miércoles, 20 de noviembre de 2013

DOMINGO LÒPEZ TORRES








LAS MOSCAS

ni la persecuciòn encarnizada
de los màs contundentes adjetivos,
ni el continuo girar de 2000 brazos,
ni aquella espesa nube de exterminio.
que invadièndolo todo
hizo palidecer tu buena estrella
pudieron desviar aquel destino
de ruin itinerario.
estabas en la sopa, los bolsillos,
en el chjaleco azul de ortiz rosales
en todo.
el gracioso girar de corto vuelo,
el inquieto mover de las seis patas,
la perfecta hermandad de alas y olfato,
tu agilidad, tu audacia,
clavò con tal firmeza tu presencia,
que eres como las duchas, los retretes,
el patio, las noticias:
la constante obsesiòn que invade todo


Domingo Lòpez Torres: