martes, 3 de enero de 2012

CARLOS DE ROKHA


CANTICO PROFETICO AL PRIMER MUNDO
 
Sobre toda porfìa el  hombre aviva su sagrada soberbia porque quiere volver al principio del mundo .
Su cuerpo real toma los destellos del bronce
y es arrastrado al sueño para asì no ceder :
Veàmosle venir , su ceniza cubramos con  la nuestra .

   Su himno oigamos con jùbilo y su entrada
feèrica nos siga : sea su imagen trocada por el
furor maligno .
    De ningùn modo podrà ese exorcismo cumplir
si abandona su gloriosa esencia .
     No caeràn las visiones como secreta retribuciòn
que llamean en su imagen . El lo sabe y aguarda
tranquilo .
    A ratos busco algo màs ; la misma luz me hace
creerme irrevelable , pero despuès retorna a la
muerte entre los que a gritos la anuncian .
      ¿ Acaso yo quiero abolir lo terrestre ? ¿ Despreciar
ese lìmite que a veces toco y me deslumbra ?
     ¿ Arrancar de mi espada los signos del sueño y
cambiarlos por los del sueño ?
     Nada conjuro sin tentaciòn , nada conjuro para
en mis adentrsos alcanzar lo inefable .
    Igual a mi mismo voy lleno de fugaces poderes
e irreparables  pèrdidas .
    Hay algo ademàs de un secreto temor que informa
mis sentidos ; barcas llenas de ojos que son los
del ser , angèlicos y feroces , luego brillan.
      ¿ Ahì no es donde estoy y me descubro con còlera
y frìa reserva ?
       Soy yo el que se predice entre los lobos .
     Cada àngel pierdo en un sollozo : en su costado
agìtanse carbones y nada retiro de su justo lugar  .
    Yo me muevo con signos: aprendo a tomar del
sueño lo necesario . Asì me basto entre los
estèriles hijos de la tierra .
   Aparece oh madero de luz y condèname, aparece
precedido de jaurias de lobos que ahi llegan y en
tus alturas me estremecen.
  Aparece arrebato de mi y ciñeme, tu corona
 destrocen mis pies dulce y solitaria.

Tù te desprendes de mis bienes, luego soy yo
el desheredado.
   Oh cùbreme de horas para en ti sobrevivir.
 mi lengua llena de sangre y mi espalda de orgulloso brillo.

 ¿Què visiòn recòndita me nombra a ciegas?
Hacia esta total amplitud ensàlzame y adentro
de mi y en la luz prefièreme al que te desolla.
   Bebe lo que arde en mis sellos segùn la hondura del tiempo.

Hago brotar lo sagrado apenas estalla en mi memoria revestido de admirable sentido.
Cògeme en tu aceite, tu luminoso aceite arrancado a la entraña de los peces.

Mas ¿què inmortal ráfaga terrestre me transfigura a su sola posesión?
  Vivo entre los criados de mi casa y oigo sus sollozos mientras descubro el misterio:
vigilan a la puerta acompañados de blancas liebres y armas de caza.

Abro en señas el cuerpo, el sagrado cuerpo colérico, abro a los lobos y exclamo: " Levantate
la liberación del durmiente es llegada"

Restituidos son a su origen los primordiales misterios del ser, cuya frente entrega a las águilas
de una calle nocturna
!Oh, blanco cuerpo saciado de alas, las lamparas volcad una a una!


A nadie muestro la suprema escritura del pacto, a nadie detengo para ello; la marca invisible
hará que retrocedáis, pero al fin la tocareis con nuestra hacha. 
Mi corcel mojo en la lengua de los ancianos parecida a lucidos testimonios de promisión
recibo la heredad endurecida de la muerte y su ceniza retengo.

Llenadme de su sentido, como de una llave, pues nada poseo y cae mi alma para adorarte entre los ángeles.
De la muerte soy: ved en mi al enemigo que se ensancha, al iniciado por los brujos.

Así me cubro de desvelados confines, aparecidos, desahogados animales me siguen y yo abro los molinos a los bandoleros de agua del invierno.


Quiero caer,  extendido estoy, pero necesito resplandor.

Oráculos fríos del hombre despertadme entre lo que yo otorgo.

Ofrecedme el profundo designio que a viva fuerza reclamo.
Pero del tiempo nazco acaso en segunda forma. Ocaso de altivas resonancias en mi te reproduces.
Mas solo la sombra del ámbar de tus brazos es la que forma una copa sobre el cielo, pero esa copa yace quebrada: animales en cuya frente yo veía el jade, bebían de ella; reyes y leprosos lloran al pie de sus ruinas y la copa se rehace para volver a perderse.

Aparición de profundos conjuros hechizame si a tu cetro me condenas.

Para ti descubro !ay!, no imito el mundo inmolado, lo insondable, lo cruel.

Otorgado a mi sangriento linaje el sueño obra, tu rostro he de poner contra el día en secreta obstinación.   


A LA LLEGADA DE LAS HORDAS

Mi gran furor que os dará la medida de mi cólera.
En fuga al centro de mí y hacia mi ser en lo profético desencadenado.
Mi pasión por la noche, mi clarividencia.
De poseso coronado por Orfeo y la Bella.
Me hacen más libre, y a la vez, más dichoso y más múltiple.
Que vosotros que todo lo tenéis.
Que vosotros oh corsarios blancos.
Oh, hijos de un cielo que habéis adquirido al menor precio.
A quienes nunca he visto jugarse una última carta.
Como quien juega su cabellera a las aguas envenenadas. 
En el supremo juego donde el que pierde es el gran victorioso.
¿No os espanta mi lengua de animal solitario?
¿O no es a vosotros a quienes ciega
mi ojo centelleante como un vasto océano?
Temedme. Alejaos de mí.
Soy el monstruo sagrado, el asesino celestial y benigno.
Aquel que jamás tuvo nada, pero aún así
Su inaudita riqueza sobrepasa a la vuestra.
Porque yo hice mío lo desconocido.
Yo he tocado los límites del infinito.
Y, por último, sabedlo!
Vosotros, que alardeáis de santidad y pureza.
Nunca estaréis tan cerca de Dios como yo.
Que soy la otra cara de El.
Que soy la eternidad que revive en un hombre.
Que soy una edad desconocida.
Avanzando de himno en himno, de conjuro en conjuro.
Hacia el centro de mi corazón.
Hacia los mundos puros, los mundos malditos, los mundos negados.
Donde he llegado a ser
Un titán bronceado por los sueños
Y que marcha, sí, que marcha.
Abrazado a su abismo como a un postrer anhelo.


TRANSITO SOLO



Quiero decir que grito y me sale un sollozo.
Me sale un corcel muerto por la espiga
y por las estrella me abundan dinosaurios.
Me da miedo la lluvia cuando pienso
que habré de entrar desnudo entre sus arcos.
Me duele el abedul de hoja egipcia
y el grito de mi mar por ser espuma.
Me duele tanto todo y siempre digo
que he de volver, pero me acalla un eco.
Quiero decir que grito y me sale un sollozo.



Carlos de Rokha: (1920-1962). Poeta Chileno. Mantuvo un estrecho contacto con el Grupo Surrealista "Mandragora". Autor de: "Canto profetico al primer mundo", Talleres graficos La Nacion, Santiago de Chile, 1946, "El orden visible", Editorial Multitud, Santiago de Chile, 1946,  "Memorial y llaves", (prologo de Enrique Lihn) Ediciones de la Iustre Municipalidad de Santiago, Santiago de Chile, 1964, "Pavana del gallo y el arlequin",  Ediciones de la Ilustre Municipalidad de Santiago, Santiago de Chile, 1967.




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